El término policía tiene origen en la palabra griega “Politeia”, que tiene un significado de protección, orden y organización social. El término policía se aplicaba a toda actividad administrativa, así desde la perspectiva del Derecho Administrativo, algunos expertos lo definen como: “aquella actividad que la Administración pública despliega en el ejercicio de sus propias potestades que, para garantizar el mantenimiento del orden público, limita los derechos de los administrados mediante el ejercicio, en su caso, de la coacción sobre los mismos”. De lo que cabe extraer las siguientes características:
- Actividad realizada por la Administración pública y no por otros poderes públicos.
- Realizada en el ejercicio de sus propias potestades, siendo una actividad de derecho público.
- Tienen por finalidad el mantenimiento del orden público.
- Se ejerce mediante la limitación de los derechos de los administrados. Las limitaciones recaen sobre el ejercicio del derecho.
- Mediante el ejercicio de la coacción, lo que distingue tal actividad de los fondos de acción de fomento y del servicio público.
La noción en el Estado liberal, según algunos estudiosos, de esta actividad es que el orden público se limita a asegurar “la tranquilidad de la calle”, y la policía administrativa es simplemente una policía de seguridad. El orden público comprenderá: tranquilidad, seguridad y salubridad pública.
Noción en el Estado actual – intervencionista-. La Administración está legitimada para limitar coactivamente las actividades de los particulares y no solamente por razón del orden público, sino por razón de un concepto más amplio, como es el interés público.
Ya desde el s. XIX el concepto generalizado de policía se aplica a los funcionarios encargados de velar por la ley y el orden; así podemos encontrar definiciones sobre la policía como: “la institución legitimada del control social cuya misión es garantizar la paz y la seguridad en una colectividad imponiendo por la fuerza, si fuera necesario, la observancia de las leyes”.
El origen de la policía como servicio público puede remontarse hasta la antigüedad, ya que de una u otra forma todas las sociedades han intentado tener un servicio público de seguridad previo al modelo policial, aunque vinculadas al ejército (Egipto, Mesopotamia, Grecia, Roma, Señoríos Feudales, etc.…) o a los propios vecinos. El punto de inflexión y la creación de verdaderos cuerpos policiales se produjo tras la Revolución Francesa, cuando surgen cuerpos de policía profesionales, formados por grandes unidades de hombres jerarquizados y disciplinados que bajo la dirección de un solo jefe se dedican exclusivamente a la vigilancia activa y permanente de todo el territorio bajo jurisdicción de las autoridades de las que dependen. Este embrión de la policía actual era sin embargo eminentemente represivo, ya que además de ser creados a semejanza del ejército, seguían la doctrina política de las autoridades, vigilando al pueblo y deteniendo a aquellos elementos que pudieran desestabilizar el equilibrio social existente. Un paso clave fue el nacimiento en el s. XIX de la policía metropolitana de Londres y la figura del policía británico, que son denominados bobby´s porque la creación del cuerpo fue llevada a cabo por Sir Robert Peel, quien además sentó las bases de lo que debería ser un cuerpo policial a través de nueve principios que aún están vigentes:
- La misión básica para la cual existe la policía es prevenir el delito y el desorden.
- La capacidad de la policía para realizar sus funciones depende de la pública aprobación de sus acciones.
- La policía debe conseguir que el público coopere espontáneamente en el voluntario cumplimiento de la ley para ser capaz de alcanzar y mantener su respeto.
- El grado de cooperación del público que puede llegar a alcanzarse disminuye en proporción a la necesidad del empleo de la fuerza física.
- La policía no alcanza y conserva el favor del público satisfaciendo a la opinión pública sino demostrando constantemente su absoluta imparcialidad al servicio de la ley.
- La policía emplea la fuerza física en el grado necesario para conseguir la observancia de la ley o para restaurar el orden solamente cuando el ejercicio de la persuasión, el consejo y la advertencia se han mostrado insuficientes.
- La policía, en cualquier tiempo, debe mantener una relación con el público que haga realidad la tradición histórica de que la policía es el público y el público es la policía; solamente llega a ser miembro del público la policía a la que se le paga para prestar una atención completa a los deberes que incumben a cada ciudadano en interés del bienestar y la existencia de la comunidad.
- La policía debe siempre dirigir sus acciones estrictamente hacia sus funciones y nunca pretender usurpar el poder judicial.
- La prueba de la eficiencia policial es la ausencia del delito y desorden, no la evidencia visible de las acciones policiales al actuar contra éstos.
El momento clave sin embargo para comprender los cuerpos policiales actuales no se produce hasta después de la II Guerra Mundial, cuando la policía además de la faceta de ser policía “gubernativa”, se convierte en servicio público de atención a los ciudadanos y teniendo una actuación conforme a la ley y los derechos fundamentales. Desde entonces se ha intentado acercar a la policía a la sociedad a la que protege y que ésta colabore con ella, es la denominada comunity policing anglosajona (policía de comunidad, o adoptada en algunos países europeos como policía de proximidad o de barrio) donde los funcionarios de policía conocen su zona de trabajo y los vecinos a ellos, tratando de prevenir los problemas de su zona implicándose en ellos y dándoles solución en la medida de sus posibilidades.